Comentario
No estaba el gobernador Ovando en la ciudad cuando llegó Cortés a Santo Domingo, pero un secretario suyo, que se llamaba Medina, lo hospedó e informó del estado de la isla y de lo que debía hacer. Le aconsejó que avencindase allí, y que le darían una caballería, que es un solar para casa, y algunas tierras para labrar. Cortés, que pensaba llegar y cargar de oro, tuvo en poco aquello, diciendo que prefería ir a recoger oro. Medina le dijo que lo pensase mejor, pues el hallar oro era dicha y trabajo. Volvió el gobernador, y fue Cortés a besarle las manos y a darle cuenta de su venida y de las cosas de Extremadura, y se quedó allí por lo que Ovando le dijo; y al poco tiempo se fue a la guerra que hacía Diego Velázquez en Aniguaiagua, Buacaiarima y otras provincias que aún no estaban pacificadas, con el alzamiento de Anacoina, una gran señora, viuda. Le dio Ovando algunos indios en tierra del Daiguao, y la escribanía del ayuntamiento de Azua, una villa que había fundado, donde vivió Cortes cinco o seis años, y se dedicó a granjerías. Quiso entonces pasar a Veragua, que tenía fama de riquísima, con Diego de Nicuesa, y no pudo, por una postema que se le hizo en la corva derecha, la cual le dio la vida, o al menos le quitó de muchos trabajos y peligros que pasaron los que allá fueron, según en la historia contamos.